Transformación, evolución, el poder de reinventarse incluso cuando no hace falta… Ana Morón abre desfile con un color que jamás asociarías con ella: el negro (con blanco eso sí) y ya sólo por ese ínfimo detalle, quedas sorprendido.
Tal y como su propio nombre indica, el desfile en sí es una metamorfosis; partiendo del puro blanco al negro más intenso, pasando por corales, turquesas, buganvillas y azules hasta desembocar en el desenlace; el nacimiento, la liberación, la pureza, un campo de mariposas hecho traje de flamenca.
Carruchas, plisados, drapeados, plumetis, cintas, formas geométricas, muchas flores en la cabeza, bordados sobre la tela y lo mejor de la colección; los detalles en flores y mariposas tridimensionales.
Si por algo destaca Ana Morón (a parte de por la impecable costura), es porque cada traje tiene infinidad de detalles que pueden escaparse a primera vista. Pueden copiar el patronaje o la forma de los volantes, pero sus bordados, sus mangas, sus escotes… son inimitables. Y es que si has tenido un mal día, si lo que estás viendo en pasarela no te llena, si nada te llama la atención… los que estamos allí presentes y hemos visto todas y cada una de sus colecciones ya hemos acuñado la frase “No os preocupéis que ahora viene Ana Morón y lo arregla todo”; es inevitable.
Y así nos dejó Ana el pasado Viernes; soñando entre mariposas y soñando con poder tener algún día un vestido suyo. Así que gracias por “Metamorfosis”, por otra obra maestra que sale de tus manos y gracias por reinventarte cada año aunque (no lo olvides), no lo necesites.