No hace falta ponerles a las flamencas una toga para poder mostrar al público la inspiración que te llevó a diseñar la colección. José Galvañ nos presenta una propuesta con aires griegos sin caer en el típico vestuario de acento helénico, sino que a través de pequeños detalles como los complementos en dorado de Samuel Ortega y diademas y tocados de Antonio Arcos junto con el patronaje con lazos y cinturones que rodean a la mujer, nos trasporta hacia la antigua Grecia.
Con “Parakaló” (gracias en griego), vemos una colección con un nexo común (un país) pero con vestidos muy dispares que te transportan a las islas, al azul mar y a la tierra de Grecia. Verdes y azules recordándonos al Mediterráneo junto con naranjas y amarillos evocando a la tierra y pasteles como los paisajes, tienen un papel primordial en “Parakaló”, donde vemos vestidos muy ceñidos al cuerpo, de amplios volantes y una amplia variedad de escotes, mangas y volantes: de capa, de capa y en cascada, volantes superpuestos en forma de pétalos, dos piezas, faldas enterizas…
Si tenemos en cuenta la profesión del diseñador (es bailaor) y que no es su primera vez sobre una pasarela, vemos que es una colección mucho más madura, con las ideas más estructuradas en diferentes grupos de salidas y un sentido el espectáculo que nos brindó de la mano de Mireya Bravo, Rocío López, Macarena Torres y Rosa Belmonte, obtenemos como resultado una colección homogénea de colores vibrantes que favorecen a cualquier flamenca. Desde aquí Lunarit0s decimos, Parakaló.
Espectaculares todos los trajes…
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