Con “Flamencas desde la Cuna” vimos dos colecciones: la innovadora (insuperable) y la Manuela Macías que conoce la flamenca de calle y el producto que busca cuando acude a la firma onubense.
La parte más rompedora (entendiéndolo como rompedor en su estilo), fue una mezcla de colores lisos, con trajes menos flamencos pero mucho más seductores y sugerentes, haciendo uso de la sagrada trinidad en moda flamenca; rojo-negro-blanco que, bajo mi criterio, propuso una de las flamencas más elegantes y decididas de toda la edición (y una de mis favoritas además).
Después tuvimos tiempo para regocijarnos en una colección más purista o fiel al traje de flamenca en cuestión, donde los lunares cobraron el papel protagonista. Una mezcla inexplicable de colores pasteles y colores saturados que sólo se comprenden al ver los vestidos de Manuela Macías, dando como resultado una magnífica combinación difícil de copiar e imposible de mejorar.