Secretismo máximo ante la nueva colección. Expectativas e ilusión a raudales antes de adentrarme, como cada año, en el backstage de Ana Morón y conocer así su nueva propuesta emperchada.
“Mira Aïda, cada flor ha sido cosida a mano” – me comenta, o – “Este detalle los hemos cosido uno a uno después de haberlo cortado al láser”. Se le para el tiempo, a ella y a mí. Ella porque puede extenderse (y perderse) en todos y cada uno de los detalles de su colección y yo, porque pierdo el norte cada vez que la veo hablar de su trabajo y ver cómo y cuánto ama su profesión.
“Este año, cumplo diez años en la moda flamenca” – prosigue incansable, – “Y a parte de mostrar algo nuevo, quería también homenajear esta década, poner un poquito de ‘Sevilla’, ‘Goya’, ‘Volare’ (por nombrar algunas) en algunos diseños, pero también quería hacer por primera vez, un desfile más racial, con más flamenco, lunares y mucho rojo, para una flamenca sevillana gitana. Y no hay nada más flamenco que el nombre Carmen que, además, es el nombre de mi madre”.
Comienza el desfile y arranca con Niña Pastori y la paleta cromática a la que ya nos tiene acostumbrados; verde agua y corales tímidos, para refrescar la memoria y, sobre todo, para ir abriendo boca a la continuación del desfile. A partir de aquí, y aunque parezca imposible, la cosa no hace más que mejorar.
Saturación en su máxima exponencia. Rojos, naranjas y fucsias inundan la tarima, el volumen rebosa las mangas y talles, los pétalos y flecos no dejan hueco para un patrón minimalista este año, como demuestran sus encaracolados escotes.
Miguel Bosé y ‘Sevilla’ nos traslada a Triana y Jurado con su ‘Que no daría yo’ (obra maestra donde las haya), nos traslada a cada uno a un lugar diferente infancia, a nuestra infancia o a momentos más felices y una emoción nos embarga a todos con su ‘Carmen’.
Música y propuestas excelentemente trabajadas pero que cuentan además con un as bajo la manga; los complementos de Samuel Ortega. Este año trabajado en acetato en la paleta principal del desfile en forma de clavel. Maxi pendientes, peinetas, brazaletes… y un sinfín de detalles que consolidan la propuesta de Ana Morón como sólo él sabe hacer.
Los que me seguís por redes sociales, ya lo sabréis y puede ser que me hayáis escuchado repetir lo mismo en varias ocasiones. No suele importarme quién está detrás de un vestido, sino el producto en sí, pero con Ana tengo que hacer siempre una excepción. Gracias y mil gracias por contar siempre conmigo, por sacar tiempo de donde no lo hay para tenerme presente y explicarme todo minuciosamente. Espero que cumplas otros diez años más en la pasarela y que yo pueda seguir disfrutándolos.
Enhorabuena por tu trabajo y la pasión que demuestras.
Podéis ver el desfile en movimiento aquí:
Gracias a ti Aida, me emocionastes!! Un honor de estar en tu blog. Gracias por trasmitir con tus palabras y por ser los ojos de aquellos que no están físicamente en Simof. Un abrazo infinito, y ojala que muchos años juntas❤️
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